Con la bajada de La Chinita, el Zulia está de fiesta. La alegría de la gente está llena de la plenitud del lago que es el corazón de esta tierra. Cantos de fe, de esperanza. Bailes, poesía, gaitas. Todo dice de un sentir común, sin distingos de creencias en la madre de todos, que hermana, que protege, que da esperanza.
Viene del lago, como el alimento y el agua que da vida y limpia. La misma tablita de la madre, viene del lago, para mostrarnos que es ella el centro. Que es de su amor que irradia esa luz para alumbrarnos consciencia y camino.
Es una fiesta de todos, que se extiende hasta el segundo domingo de diciembre cuando retorna a su nicho. La Bajada de la Virgen es una ceremonia de gran significación, esperada todos los años con devoción por el pueblo marabino, debido al amor que los fieles profesan a la madre de Dios. En oportunidades han pretendido hacer de estas fiestas una campaña política y la misma gente, la misma religiosidad genuina, el mismo respeto a la madre, los ha puesto en su lugar y terminado por comprender su error.
Vocación de luz, vocación para irradiar consciencia y modos de vida en armonía es el Zulia. Eso solo podemos pedirle a la madre en su fiesta. Protección para sus juglares, para los gaiteros, convencidos de su tarea y de su papel creador de motivos, de razones para vivir. En el ritmo, en la palabra, en el canto.
Protección y vida para los pescadores. Los que permanecen en el lago y el golfo. Los que viven de el y sienten que es su propia vida. Protección y fuerza para los pueblos originarios, los Wayúu, los Añú, los Japreira, los Yukpas, los Bari.
Protección para los productores del campo. Para los pastores de ganado, para los que siembran y producen alimento. Protección para los estudiantes. Para los que desarrollan la producción de riqueza. Los que transforman, los industriales, los que emprenden en armonía trabajo para la vida digna de todos. Esas bendiciones necesarias son para toda Venezuela. Son para toda la patria.
Finalmente que nos una en la lucha por recuperar el Lago de Maracaibo. Con acciones concretas. Con un plan realista, adecuado a la producción y manejo de sus riquezas. Posiblemente la salvación del lago, cantada por Alí, cantada por los poetas, sea un regalo que podamos pedir a la Chinita...“Porque sin lago no hay puente, ni gente de Maracaibo…»
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FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS
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