Ya para muchos son conocidas estas frases de alegría, que por muchos años identificaron los saludos de los mellizos Blanco, así es, hoy evocamos a Ricardo Blanco y Leopoldo Blanco, en sus cumpleaños que desde el cielo sin dudarlo sentiremos el júbilo que siempre nos regalaron y que desde la eternidad siempre los recordaremos.
Ricardo y Leopoldo, nacieron un 11 de diciembre de 1947, desde pequeños su entusiasmo por la música fue contagiada por su hermano mayor Bernardo, y así, entre todos los hermanos Blanco fundaron el Sexteto Musical Los Blanco.
Al pasar los años, Ricardo Blanco se apodera de la sonoridad de la agrupación aportando un estilo sinigual desde los metales con arreglos inéditos con gran proyección, mientras que Leopoldo aportó el ritmo y desarrolló gran facilidad para escribir canciones que predominaron en el gusto musical tropical de un público que cada día se suma a los cientos de miles seguidores de la Orquesta Los Blanco.
Muchos de sus familiares y amigos cercanos, concuerdan que los “morochos” así también conocidos formaban una dupla explosiva de sabor, precisamente porque ellos juntos eran inmensamente creativos y jocosos.
Para algunos, la cualidad más resaltante de estos hermanos fue la humildad y la disposición de apoyar siempre a quienes se le acercaban para vivir o experimentar la oportunidad de compartir su talento, bien sea cantando o ejecutando algún instrumento en cualquiera de las presentaciones que tuvieran Los Blanco, y así infinidades de anécdotas que se registraron por más de 60 años.
Mientras escribo ésta nota, se aglutinan muchos recuerdos con ellos, pero hay una escena que con gran cariño conservo, que sin esquivo se las comparto: para el año 1984 se produce el Lp, vinyl “Gózala” en esa producción Ricardo Blanco decide incluir en ritmo de bolero un tema de Agustín Lara llamado “Noche de Ronda” y perfilado por los arreglos que hicieron para el tema, lo interpretan precisamente Ricardo y Leopoldo, haciendo un formidable dúo, pero la genialidad no solo es musical, lo más hermoso se tatuó en mis recuerdos, porque éstos hermanos no sólo compartieron un nacimiento sino un amor incondicional, y ese momento cuando interpretaban y grababan la hermosa canción, lo hicieron abrazados desde principio a fin, se miraban, con gran picardía fraseaban y en síncopa nos regalaron un hermoso momento de hermanda, admiración y de esa magia inexplicablemente ocurre desde seres con grandes talentos.
¡Ricardo, siempre serás nuestro Chévere Cambur!
¡Leopoldo, tu jocosidad siempre estará presente en cada inicio de fiesta!
Feliz Cumpleaños Celestial.
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Ivette Matos Bracho