«No hay libertad fuera de la verdad», Juan Pablo II
¡Claro, seguro!.¡Si ha valido la pena!.¡No hay la menor duda que es un esfuerzo y sacrificio necesarios!, son afirmaciones que he escuchado de familiares, amigos, conocidos y de gente en la calle en relación con la realización de las elecciones Primarias de la oposición, que este domingo dominarán la atención del país y de otros pueblos del mundo, desde donde observan la desigual lucha entre David y Goliat —léase el bien contra el mal– en la patria de Simón Bolívar, que comenzó tiempo atrás y convirtió, por ejemplo, a millones de venezolanos en peregrinos modernos que hoy han migrado a cualquier lugar de la tierra.
El profeta Moisés tiene el mérito de dejar su nombre inscrito en la posteridad cuando organizó, condujo y salvó al pueblo de Dios llevándolo a tierra segura. El simil, guardando la distancia y mi absoluto respeto por las religiones, me trae a la mente esa referencia bíblica muy lejana a la realidad social que como la venezolana tiene, sin embargo, analogías en el tiempo y en épocas diferentes, porque el sufrimiento, opresión, maldad, desigualdad, persecución, corrupción, abusos, destrucción, mentiras y hambre, son males presentes que afectan a toda una población deseosa de salir del vía crucis moderno que ha marcado la vida de millones.
Es quizá el costo que nos ha tocado pagar a justos por pecadores cuando en 1998 una mayoría electoral convencida, entusiasta y en todo su derecho constitucional decidió, –engañados sin sospecharlo–, elegir, sufragar y votar por un proyecto ideológico falso, mentiroso y embustero que nos trajo, 24 años después, a otra Venezuela muy distinta a la que ellos promovieron como un cambio, cuando los «males» de la democracia, nacida el 23 de enero de 1958, son demasiado pequeños en comparación con la actual destrucción, miseria y atraso.
Por eso la importancia de esta elección Primaria abre el camino a otro compromiso superior en 2024, cuando la Constitución Bolivariana de Venezuela ordena renovar, cambiar y sustituir a quien desde Miraflores, lo ha hecho mal, muy mal, conduciendo a un país rezagado en cualquier área del desarrollo y, colocándonos, vergonzosamente, en las peores estadísticas de la ONU y sus agencias OMS, FAO, Unicef, Unesco y OPS, entre otras. Sin embargo, no ha sido, diríamos, soplar y hacer botellas llegar a sólo días del proceso eleccionario sin esquivar, desviar el golpe o sacarle el cuerpo a múltiples problemas a lo largo de estos meses. La verdad sea dicha, pero esconder, negar o desmentir que el 85,2 por ciento del país quiere cambio de gobierno no es una quimera.
Es un hecho público, notorio y comunicacional que obstáculos y contratiempos han estado presentes desde el mismo momento de la creación de la Comisión Nacional de Primarias, integrada por valientes, serios, probos y responsables hombres y mujeres que, cual David contra Goliat en una desigual confrontación, han resistido arremetidas del Estado chavista en sus distintas formas que busca impedir a cualquier costo la celebración de las Primarias. A esos venezolanos les debemos gratitud y el mejor reconocimiento por su inquebrantable perseverancia y gallardía para entregar los mejores resultados electorales.
Distintas y variadas han sido las amenazas que van desde legislativas, judiciales, uso de mercenarios de la política, seguimiento policial o encarcelamiento y cualquier otra locura abusiva que en su desespero y temor por un resultado exitoso, ha esgrimido el chavismo y sus adláteres disparando fuerte contra este proceso eleccionario amparados en subterfugios «legales». Lo más reciente es otro alerta, –el último a sólo cinco días del proceso electoral–, que la Plataforma Democrática Unitaria denunció el pasado viernes, cuando advirtió que «hasta la fecha, más de 240 miembros de las juntas regionales han enfrentado chantajes y presiones que han llevado a la renuncia de al menos 7 de ellos».
Contra todo eso la respuesta el próximo domingo es salir a votar, votar y votar en ciudades, pueblos, barriadas, caseríos y sectores populares. Una o uno de los candidatos que llegará y rebasará la meta como ganador deberá tener el respaldo de todo un país. Después del domingo los problemas, diría, apenas comienzan pero el recorrido de esta experiencia convierte su expresión en una lección de fortaleza, coraje y de seguir construyendo la unidad absoluta.
Son tres los candidatos que han decidido retirar sus aspiraciones, dos de ellos, Henrique Capriles y Freddy Superlano, inhabilitados por temor, miedo y capricho del uso abusivo que hace Miraflores del Estado de Derecho a quienes les han sido vulnerados sus derechos constitucionales. Otra inhabilitada es María Corina Machado, favorita en esta elección, pero su decisión de ir «hasta el final» sigue siendo una incógnita ya que ganando no dejarán inscribir su nombre como candidata unitaria de la oposición venezolana a las presidenciales de 2024.
Su situación «legal», nada fácil, podría tener alguna solución en el caso que el tema de los reclamos que lleven a levantar las inhabilitaciones políticas prospere con la presión del gobierno norteamericano. Por lo pronto, diríamos, algo es peor que nada pero se sabe que las delegaciones del gobierno de Miraflores y de la Plataforma Democrática Opositora, retoman desde este martes, el descongelamiento de sus discusiones en el llamado Proceso de Diálogo y Negociación, facilitado por Noruega, en Bridgetown, capital de Barbados, buscando un acuerdo político previsto en el memorando de entendimiento suscrito por ambas partes en la ciudad de México.
Por lo pronto, cercano, inmediato y a la vuelta de la esquina está por llegar el próximo domingo cuando habrá elecciones Primarias en el país. Si a usted no le gusta la candidata María Corina Machado por creer en la regla de la economía del voto, pensando bien en lo sucedido a Capriles y Superlano, otros también son calificados venezolanos poseedores de excelentes credenciales para satisfacer su gusto. Tiene a Andrés Caleca, César Pérez Vivas, Carlos Prosperi, Delsa Solorzano, Tamara Adrián o Andrés Velásquez. Lo importante es salir a sufragar por alguno (a), no quedarse en la casa y no olvidar que es solo nuestra, no de nadie más, la responsabilidad de luchar para lograr el cambio político en la maltratada Venezuela. ¡Vaaaya, no lo olvide y salga a votar!.
¡Amanecerá y Veremos!
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José Aranguibel Carrasco/ CNP-5003
Ilustración: Feyo
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