La muerte de Bolívar, una historia clínica

Simón Bolívar se va a Santa Marta en Colombia. Se encuentra enfermo y los datos fueron aportados y registrados por la descripción de siu médico, Alejandro Próspero Reverend.

En sus boletines nos dice que Simón Bolívar padecía de malestar general con un proceso respiratorio febril. Se expresaba su debilidad al hablar con voz débil y ronca. Era un tosedor, con una tos productiva que se acompañaba de producción y expulsión de esputos verdosos. Su alimentación se deterioró llegando a la anorexia. Tenía ya el temperamento alterado, con irritación anímica y su facie no escondía su dolor, revela Reverend que se veía con cara dolorosa permanente.

Su temperatura era elevada, con calenturas (fiebre). Su contenido digestivo estaba comprometido con náuseas y vómitos. La pérdida de apetito lo llevó a la pérdida de su peso, con emaciación, palidez, debilidad y unos agites (que en el decir de las gentes de los pueblos rurales corresponde a convulsiones), que terminaban en un letargo del Libertador, por horas.

Los antecedentes familiares demuestran una madre tosedora con hemoptisis (esputos con o de sangre), primo con el cual tenía contacto en su niñez tenía tisis (tuberculosis) con un historial de trabajos de resistencia, guerra y funciones ejecutivas, a través de una amplia zona a geográfica de Suramérica y el Caribe. Era pues, un habitual trotamundos, guerrero , estadista a tiempo completo en sus ratos de paz.

En su aspecto, era Bolívar de contextura delgada, esto se acentuaría desde 1824 cuando enfermó gravemente (pudo ser paludismo, fiebre cerebral, colitis febril por amibiasis, tifus exantemático, según varias versiones).

Hay algunas referencias de enfermedades, como en 1822 le dio fiebre terciana, visto por el Dr. Joly quien le dio un «remedio arsenical» como tratamiento. Luego de este tratamiento, reprochaba estar mal de los intestinos y según se refiere, fue después de la Batalla de Bomboná (7 de abril de 1822), cuando desarrolló disentería.

Su esfuerzo lo hizo con un gran empeño de lograr la libertad de América, para consolidar un bloque anti hegemónico y en virtud del desarrollo de contrarrestar el eje norteño con posibilidad cierta de desarrollo mayor que el resto del continente con aspiraciones de dominio continental.

No descansa y enfrenta en sus dos últimos años de vida, a la desunión, a la confrontación interna, incluso con ataque directo contra él mismo y su pareja.

Es vapuleado por doquier, incluso con la carga de prohibición de entrada a su país natal, Venezuela, además del ataque a los suyos, que incluye  el asesinato en la Selva de Berrueto, de su sublime  y casi hijo Antonio de Sucre.

El 25 de septiembre de 1828, hubo un lamentable episodio de intento de borrarlo, acompañado solo por la noche, es objeto de una intentona magnicida, de la cual escapa, pero en camisón (pijama).  Salta al jardín, corre a campo traviesa a través de las calles de Bogotá, todo un condicionante patológico, porque corre hasta llegar a una quebrada atravesada por un puente, debajo del cual, toma guarida y permanece  la bajos los influjos del frío y la humedad hasta la mañana cuando ya estaba controlada la conjura. Desde esa noche septembrina se deterioró progresivamente.

El paciente, Simón Bolívar, finalmente realizar un viaje en diciembre de 1830, ha sido recluido en San Pedro Alejandrino,  un domicilio y es asistido por Alejandro Próspero Reverend, quien lo atiende como médico y registra la evolución muy descriptiva hasta su muerte el 17 de ese mes.

Al morir el paciente, le practica Alejandro una autopsia de la cual describe en forma somera lo siguiente:

-cuerpo emaciado (1),

-marásmico (2),

-pálido,

-músculos con tono suficiente,

-con tumefacción en la región sacra (3),

-vasos cerebrales inyectados,

-sustancia gelatinosa parda en la superficie cerebral,

-líquido seroso rojizo en una capa de las meninges, en la duramadre la pleura (4),  pegada a la parrilla costal en su zona superior y posterior, dos tercios superiores de ambos pulmones, – los pulmones lucen endurecidos, desorganizados al corte, con salida de abundante líquido color de “las heces del vino” mayor del pulmón derecho,

-este líquido ante descrito, se acompañó de la salida de nódulos o tubérculos de diferentes tamaño, del lado derecho uno era del tamaño “de una avellana pequeña”, calcáreo  (éste fue conservado por este médico clínico-patólogo, quien en 1874 lo donara al entonces presidente de Venezuela, Guzmán Blanco y hoy exhibido en la Sala Bolívar del Museo Bolivariano en Caracas, según narra y aporta J. Mier Hofman.

El hígado aumentado de tamaño al igual que la vesícula, el hígado escoriado en su cara convexa.

El estómago e intestinos lucían aumentados por su dilatación, el primero con un líquido amarillento, los segundos meteorizados.

No describieron otras zonas u órganos

Resumen:

-paciente desnutrido -con lesiones inflamatorias cerebrales,

-con lesiones  pulmonares,

-afectación  pericárdicas,

-lesiones hepatobiliares y con distensión de estómago y de intestinos.

El propio Reverend afirma que el “catarro pulmonar” agudo no cuidado y su depresión, condicionaron el progreso de la enfermedad a un mal más incontrolable y no dudó el patólogo en afirmar tuberculosis pulmonar como diagnóstico final.

Recordemos que a tuberculosis se adquiere en la infancia y nuestro  el cuerpo se defiende y se resiste padecerla. Trata de eliminarlo pero sólo logra controlarlo, mediante la encapsulamiento e incluso calcifica las lesiones nodulares, es el tuberculoma. Aparece de  nuevo, en cualquier momento, cuando al bajar las defensas  (baja de los glóbulos blancos bajos), desnutrición o enfermedad grave.

El paciente de Reverend, el Libertador, tenía delgadez, marasmo, palidez, o sea, anemia y los glóbulos rojos comparten con los blancos en su origen en la médula o sea tenía las defensas bajas y tenía convulsiones

La causa de este desarrollo  final y fatal del cuerpo de Bolívar no la sabemos. Lo que si podemos es el final: tuberculosis.

El episodio referido de un tratamiento para una «fiebre terciana» con arsenical, ha dado pie a pensar a algunas personas el desarrollo de sífilis, no demostrado, por cuanto los arsenicales orgánicos eran descritos como tratamiento antiluético (antisifilítico).

Pero no se describe las diarreas que tuviera Bolívar, como tampoco se describen lesiones características en las uñas, ni que tuviera úlceras en la boca ni en los intestinos para pensar en intoxicación por Arsénico.

En cambio, en el relato médico de Reverend, si se describe el crecimiento del hígado y dilatación del estómago y los intestinos, que son propias de esa enfermedad toxica. Quedan inconclusa estas afirmaciones.

Pero dada la descripción podemos decir que nuestr padre Simón tenía:

-Síndrome de desgaste corporal

-Desnutrición (?)

-Anemia (?)

-Tuberculosis cerebral y pulmonar

-Pericarditis serosa tuberculosa

-Hepatopatía aguda con escoriación en su cara convexa de origen no determinado

-Colecistopatía aguda

-Dilatación de estómago y de intestinos de origen no descrito

-Intoxicación por arsénico (?) no demostrada

– pérdida de masa corporal.

– pérdida de peso por desnutrición.

– hinchazón.

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Elio Ríos Serrano

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