Con una serie de ensayos clínicos a gran escala en marcha y las investigaciones en busca de nuevas terapias, las y los científicos especializados en COVID-19 tienen la esperanza de que este será el año en que las personas afectadas (y sus médicos) finalmente verán mejoras en el tratamiento de sus síntomas.
A continuación encontrará cinco predicciones audaces, todas basadas en investigaciones alentadoras, que podrían suceder en 2024. Como mínimo, son señales prometedoras de progreso contra una enfermedad debilitante y frustrante.
1. Comprenderemos mejor cada fenotipo de COVID-19 persistente.
El año pasado, una amplia gama de investigaciones comenzó a demostrar que la COVID-19 persistente puede definirse por varios fenotipos diferentes de enfermedades que presentan una variedad de síntomas.
Las y los investigadores identificaron cuatro fenotipos clínicos: síndrome similar a la fatiga crónica, dolor de cabeza y pérdida de memoria; síndrome respiratorio, que incluye tos y dificultad para respirar; dolor crónico; y el síndrome neurosensorial, que provoca una alteración del sentido del gusto y del olfato.[1]
Identificar criterios de diagnóstico específicos para cada fenotipo conduciría a mejores resultados de salud para los pacientes, en lugar de tratarlos como si fuera una «enfermedad única para todos», afirmó la Dra. Nisha Viswanathan, directora del programa de COVID-19 persistente en UCLA Health, Los Angeles, California, Estados Unidos.
En última instancia, espera que este año sus pacientes reciban tratamientos basados en el tipo de COVID-19 persistente que experimentan personalmente y los síntomas que tienen, lo que conducirá a mejores desenlaces de salud y un alivio más rápido.
«Muchos medicamentos nuevos se centran en diferentes vías de COVID-19 persistente, y el desafío es saber qué fármaco es el adecuado para cada tratamiento», recalcó la Dra. Viswanathan.
2. Los anticuerpos monoclonales pueden cambiar el juego.
Estamos empezando a comprender mejor que lo que se ha llamado «persistencia viral», como causa principal de COVID-19 persistente, puede tratarse potencialmente con anticuerpos monoclonales. Estos son anticuerpos producidos mediante la clonación de glóbulos blancos únicos para atacar las proteínas de pico circulantes en la sangre que se encuentran en los reservorios virales y que hacen que el sistema inmunológico reaccione como si todavía estuviera luchando contra COVID-19 agudo.
Estudios a menor escala ya han mostrado resultados prometedores. Un estudio de enero de 2024, publicado en The American Journal of Emergency Medicine, dio seguimiento a tres pacientes que se recuperaron completamente de COVID-19 persistente después de tomar anticuerpos monoclonales. «La remisión se produjo a pesar de diferentes antecedentes, sexo, edad y duración de la enfermedad», escribieron los autores del estudio.
Se están llevando a cabo ensayos clínicos más amplios en la University of California, en San Francisco, California, Estados Unidos, para probar anticuerpos monoclonales específicos. Si los resultados del estudio más amplio muestran que los anticuerpos monoclonales son beneficiosos, entonces podrían cambiar las reglas del juego para una gran cantidad de pacientes en todo el mundo, declaró el Dr. David F. Putrino, Ph. D., quien dirige la clínica de COVID-19 persistente en Mount Sinai Health System, en Nueva York.
«La idea es que el daño posterior causado por la persistencia viral se resolverá por sí solo una vez que se elimine el virus», detalló el Dr. Putrino.
3. Nirmatrelvir/ritonavir podría resultar efectivo para COVID-19 persistente.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos aprobó nirmatrelvir/ritonavir (Paxlovid, Pfizer) en mayo de 2023 para el tratamiento de COVID-19 leve a moderado en adultos con alto riesgo de enfermedad grave. El fármaco se compone de nirmatrelvir, que actúa bloqueando una enzima clave necesaria para la replicación del virus, y ritonavir, antiviral que se ha utilizado en pacientes con virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y ayuda a aumentar los niveles de antivirales en el cuerpo.
En un ensayo a gran escala, dirigido por el Dr. Putrino y su equipo, se está estudiando el uso del antiviral oral en la etapa posviral en pacientes que dan negativo en la prueba de COVID-19 aguda pero que tienen síntomas incesantes de COVID-19 persistente.
Al igual que con los anticuerpos monoclonales, la idea es sofocar la persistencia viral. Si las personas tienen COVID-19 persistente porque no pueden eliminar el SAR-CoV-2 de su cuerpo, nirmatrelvir/ritonavir podría ayudar, pero a diferencia de los anticuerpos monoclonales que anulan el virus, impide que este se replique. Es un mecanismo diferente con el mismo objetivo final.
Ha sido un tratamiento controvertido porque cambia la vida de algunas personas y es ineficaz para otras. Además, puede provocar una serie de efectos secundarios como diarrea, náuseas, vómitos y alteración del sentido del gusto. El objetivo del ensayo es ver qué pacientes con COVID-19 persistente tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento.
4. El uso de fármacos con propiedades antiinflamatorias, incluyendo metformina, podría resultar útil.
Muchos de los marcadores inflamatorios constantes en pacientes con COVID-19 persistente se hallaban de manera similar en pacientes con enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, según un estudio de julio de 2023 publicado en JAMA.
La hipótesis es que se puedan usar antiinflamatorios para reducir la inflamación que ocasionan los síntomas persistentes de COVID-19. Pero los fármacos utilizados para el manejo de la artritis reumatoide, como abatacept e infliximab, también tienen efectos secundarios graves, incluido un mayor riesgo de infección, síntomas similares a los de la gripe y ardor en la piel.
«Los potentes antiinflamatorios pueden cambiar varias vías del sistema inmunológico», explicó la Dra. Grace McComsey, quien dirige el estudio COVID RECOVER en University Hospitals Health System en Cleveland, Estados Unidos. Los antiinflamatorios son prometedores, pero «algunos son más tóxicos y tienen muchos efectos secundarios, por lo que incluso si funcionan, todavía existe la pregunta sobre quién debería utilizarlos», reconoció la Dra. McComsey.
Aun así, otros antiinflamatorios que podrían funcionar no tienen tantos efectos secundarios. Por ejemplo, un estudio publicado en The Lancet Infectious Diseases encontró que el uso de metformina, fármaco para la diabetes, reducía el riesgo de un paciente de desarrollar COVID-19 persistente hasta en 40% cuando este se administrara durante la etapa aguda.
Metformina, en comparación con otros moduladores inmunológicos, es un fármaco económico y ampliamente disponible con relativamente pocos efectos secundarios, en comparación con otros fármacos.
5. Los niveles de serotonina (y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) pueden ser claves para descifrar COVID-19 persistente.
Uno de los estudios más innovadores del año se produjo en noviembre pasado. Un estudio publicado en Cell encontró niveles circulantes de serotonina más bajos en pacientes con COVID-19 persistente que entre quienes no padecían la afección. El estudio también encontró que fluoxetina, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS), mejoró la función cognitiva en modelos de ratas infectadas con el virus.
Las y los investigadores descubrieron que la reducción de los niveles de serotonina se debía en parte a la incapacidad del cuerpo para absorber el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina. Las plaquetas sanguíneas hiperactivadas también pueden haber influido.
El Dr. Michael Peluso, profesor asistente de investigación de medicina infecciosa en la UCSF School of Medicine en San Francisco, Estados Unidos, espera llevar el hallazgo un paso más allá, investigando si el aumento de los niveles de serotonina en pacientes con COVID-19 persistente conducirá a mejoras en los síntomas.
«Lo que necesitamos ahora es un buen ensayo clínico para ver si la alteración de los niveles de serotonina en personas con COVID-19 persistente conducirá al alivio de los síntomas», externó el Dr. Peluso en una entrevista previa a Medscape Noticias Médicas.
Si las y los pacientes muestran una mejoría en los síntomas, el paso que sigue es investigar si los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina aumentan sus niveles de serotonina y, en consecuencia, reducen sus síntomas.
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Medscape
Prensa LOV/CCGuerra