El presidente ruso Vladimir Putin, fue investido para un nuevo mandato, casi dos meses después de su controvertida reelección, en ausencia de candidatos disidentes. Algunos países europeos decidieron boicotear la ceremonia.
Seis años más en el Kremlin. El martes 7 de mayo, Vladimir Putin juró su cargo de presidente para un quinto mandato al frente de Rusia, donde goza de un poder incontrolable frente a una oposición aplastada, en pleno aumento de las tropas rusas en el frente ucraniano.
Casi dos meses después de su reelección, que el Kremlin presentó como triunfal ante la ausencia de candidatos disidentes, el jefe del Estado ruso, de 71 años y en el poder desde hace casi un cuarto de siglo, se presenta a la reelección al menos hasta 2030.
«Juro (…) respetar y proteger los derechos y las libertades del hombre y del ciudadano, respetar y proteger la Constitución, la soberanía, la independencia, la seguridad y la integridad del gobierno», declaró, según un corresponsal de AFP in situ.
«Es un gran honor, una responsabilidad y un deber sagrado» dirigir Rusia, declaró Vladimir Putin, que también prometió a sus conciudadanos superar «juntos» y salir «fortalecidos» de un «periodo difícil», en pleno conflicto armado con Ucrania.
En 2020, Vladimir Putin hizo revisar la Constitución para poder ejercer otros dos mandatos de seis años, hasta 2036, año en que cumplirá 84 años.
Boicot de algunos países europeos
La toma de posesión tuvo lugar en la Sala Andréievski del Kremlin, en presencia de la élite política del país y de representantes extranjeros, entre ellos el embajador de Francia.
Otros países europeos, como Polonia, Alemania y la República Checa, decidieron no enviar representantes en señal de oposición a la política del Kremlin.
La ceremonia tiene lugar dos días antes del aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi, el 9 de mayo, cuya celebración es una piedra angular de la política de poder de Vladimir Putin, que afirma luchar contra los «neonazis» en Ucrania.
Varias ciudades conquistadas por el ejército ruso
La investidura coincide con una situación más favorable en el frente para el ejército ruso, que sufrió humillantes reveses en la primavera y el otoño de 2022, durante los primeros meses de su ataque a gran escala contra Kiev.
En las últimas semanas, los asaltos rusos en el este de Ucrania han aumentado en intensidad y han llevado a la conquista gradual de varias localidades, en particular en los alrededores de la ciudad clave de Avdiivka, conquistada a mediados de febrero.
Frente a ellos, las tropas de Kiev están escasas de municiones y reclutas tras su infructuosa ofensiva del verano de 2023. Esperan cambiar la situación con la llegada de nueva ayuda estadounidense, mientras que la industria de defensa rusa funciona a toda máquina.
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Oposición amordazada
En el centro de Moscú, se han levantado numerosas barreras a lo largo de las principales vías para preparar la investidura -y el desfile militar del 9 de mayo-. Una ceremonia de investidura, que Ucrania ha denunciado como una parodia de democracia.
Diplomáticos ucranianos dijeron el lunes que pretendía dar una «ilusión de legalidad» a la continuidad del gobierno de Vladimir Putin, que Kiev considera que ha convertido a Rusia «en un Estado agresor» y al régimen actual «en una dictadura».
A mediados de marzo, tras unas elecciones ganadas oficialmente con más del 87% de los votos emitidos, Vladimir Putin pintó un cuadro de una Rusia «unida» tras él y su ejército.
Occidente, con Washington a la cabeza, condenó la coacción del voto, pocas semanas después de la muerte en prisión, en circunstancias que han generado cuestionamientos, el 16 de febrero, del principal opositor ruso, Alexéi Navalny.
Los principales miembros de la oposición rusa se encuentran ahora en el exilio o en prisión, al igual que cientos de ciudadanos de a pie que han expresado su oposición a la ofensiva de Moscú contra su vecino ucraniano.
La soga también se ha tensado contra las minorías sexuales, que ya son objeto de una severa represión y están pagando el precio de la promoción por Vladimir Putin de los «valores tradicionales» frente a un Occidente considerado depravado.
El año pasado, el presidente ruso también derrotó un intento de rebelión del antiguo líder del grupo paramilitar Wagner, Yevgeny Prigozhin, que murió posteriormente al estrellarse su avión.
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Prensa LOV/CCGuerra