La figura de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá ocupa un lugar especial en el corazón del pueblo zuliano y en la devoción católica. Este título que se le otorga a la Virgen María se ha convertido en un símbolo de esperanza y fe para millones de creyentes.
Su historia se remonta a 1709, cuando tuvo lugar su milagrosa aparición en Maracaibo, Venezuela, un evento que marcó el inicio de una veneración que perdura hasta nuestros días.
Todo comenzó cuando una anciana descubrió una tablilla de madera en las orillas del Lago de Maracaibo.
Intrigada por tal hallazgo, llevó la tablita a su hogar, donde fue colocada en un lugar visible. Sin embargo, lo que parecía ser un simple objeto se transformó en el punto de partida de una serie de eventos extraordinarios.
Un día, mientras la anciana se encontraba en su casa, escuchó unos golpes provenientes de la pared donde tenía colgada la imagen. Al acercarse, se encontró con la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, que había aparecido de forma milagrosa. Llenaba de asombro y alegría su corazón, y sin dudarlo, salió a la calle a compartir su experiencia, proclamando al mundo que había presenciado un milagro.
Por tal motivo, la mujer comenzó a gritar ¡Milagro! ¡Milagro!, por lo que de ahí proviene el nombre de “El Milagro” a la actual avenida junto al lago, donde estaba la casita de la lavandera. Luego de lo sucedido, numerosas personas acudieron a presenciar el prodigio, convirtiéndose por esto la casa de la humilde mujer en un lugar de veneración de la Virgen por parte de múltiples creyentes.
Al tiempo de lo acontecido, las autoridades de Maracaibo decidieron realizar una procesión en honor a La Chinita.
Según la leyenda, la Virgen era llevada en hombros por dos hombres elegidos por el propio Gobernador, cuando al doblar una esquina, la imagen se puso tan pesada que impidió seguir moviéndola. Finalmente, después de muchos ruegos al cielo y súplicas a la Virgen, uno de los presentes exclamó: «Tal vez la Virgen no quiera ir a la Iglesia Matriz y prefiera la de San Juan de Dios».
Según la tradición popular, estas palabras se tomaron como una inspiración divina, puesto que, la procesión cambió su rumbo hacia la iglesia de la gente humilde de la capital zuliana y la imagen recuperó su peso normal. Es por esto, que desde ese día la Virgen Morena protege desde su templo, hoy La Basílica, al pueblo zuliano.
Tradición Zuliana
Todo inicia con la bajada de la Virgen, que se realiza el último sábado del mes de octubre. Se acostumbra que los feligreses se agrupen en las instalaciones de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá para presenciar paso a paso la bajada de la imagen desde su trono hasta el encuentro con los devotos.
Luego de esto, prosiguen eventos como la Expozulia, la Gran Gala de la Belleza con la elección de la Reina de la Feria de la Chinita, el tradicional encendido de la avenida Bella Vista, el gran desfile de la Feria y una exposición cultural, creativa y gastronómica.
El 17 de noviembre comienzan los preparativos para la celebración de la Chinita. En horas de la noche, se acostumbra a hacer la Serenata a la Virgen, donde gaiteros y devotos de la Santa Madre cantan en su honor a las puertas de la Basílica de la Chiquinquirá.
Seguidamente llega el esperado 18 de noviembre, Día de la Virgen de la Chiquinquirá donde se oficia una misa pontificia y se lleva a cabo la procesión corta, que incluye un recorrido lacustre por todos los muelles de los principales puertos de la entidad, además se realiza el acostumbrado Amanecer Gaitero, en el que el pueblo de Maracaibo se congrega en la madrugada de ese mismo día en la plazoleta de la Basílica, para cantarle a la Chinita las Mañanitas y el Cumpleaños Feliz.
Hogar de nuestra Santa Patrona
En la actualidad, en la casa donde se efectuó el hallazgo se levanta un majestuoso templo, hogar de la Patrona marabina, en el cual se celebra la santa eucaristía y aquella tablita milagrosa en la se encuentra reflejada la imagen sagrada, se expone con orgullo en el altar, donde se observa con gran claridad la indescriptible y soberana aparición de la Virgen de Chiquinquirá.
Este acontecimiento no solo atrajo la atención de los habitantes de Maracaibo, sino que también dio inicio a una profunda devoción que cruzó fronteras.
Hoy en día, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es reconocida como la Reina y Patrona del Zulia, donde la fervorosa celebración de sus festividades se lleva a cabo, su lienzo es bajado de su trono para ser llevado en solemne procesión por las calles de marabinas, donde cientos de fieles la acompañan, rezan y celebran en acción de gracias por los milagros que sigue realizando.
Maracaibo, un municipio lleno de historia y espiritualidad, se convierte en el centro de encuentros que fortalecen la fe de quienes buscan consuelo, guía y protección en la figura de la Virgen. Las procesiones se llenan de colores, música y fervor religioso, reflejando la devoción que ha perdurado a lo largo de más de tres siglos desde aquella primera aparición.
Así, la figura de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá continúa siendo un faro de esperanza para muchas personas, recordándoles que la fe puede operar verdaderos milagros en la vida cotidiana. En cada rincón donde se veneran sus imágenes, reside un profundo sentido de comunidad y herencia cultural que une a generaciones bajo el manto protector de la Virgen.
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Prensa LOV/CCGuerra