En una sociedad donde las redes sociales han democratizado la información, parece que ser periodista se ha convertido en una aspiración al alcance de todos.
Hoy, celebramos el día del periodista, pero también reflexionamos sobre lo que realmente significa esta noble profesión. Toman una fotografía y ya se creen periodistas; hacen un video y, al instante, se trasladan a la cúspide del periodismo. No, mis amores, eso no es periodismo.
El verdadero periodismo implica mucho más que capturar imágenes o grabar videos.
Se trata de investigar, de buscar la verdad detrás de cada historia y de ser un puente entre los acontecimientos y la sociedad. Un periodista no solo reporta, sino que contextualiza, verifica y da voz a quienes a menudo son silenciados. Requiere habilidades como la escritura clara, la capacidad de análisis crítico y un profundo entendimiento de la ética profesional.
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Hoy, mientras celebramos a quienes se dedican al arte de informar con rigor y responsabilidad, recordemos que el periodismo va más allá del clic fácil.
Es una labor que exige dedicación, esfuerzo y, sobre todo, pasión por la verdad. Reconocer esta diferencia es fundamental para apreciar el valor real de una profesión que, aunque en ocasiones parece accesible, requiere un compromiso sin igual. Así que brindemos por los verdaderos periodistas, aquellos que trabajan arduamente detrás de cada noticia, defendiendo los principios que sustentan nuestra democracia y libertad de expresión.
Es una disciplina que demanda un compromiso profundo con la verdad y la integridad, así como una dedicación incansable a la investigación.
Un periodista no se limita a ser un mero observador; se convierte en un investigador, un narrador y, en muchos casos, un defensor de quienes carecen de voz en situaciones de injusticia.
La investigación es la piedra angular del periodismo.
Detrás de cada noticia hay innumerables horas de trabajo, entrevistas, análisis de datos y búsqueda de fuentes confiables. La capacidad de discernir la verdad en un mar de información contradictoria es lo que distingue al verdadero periodista. Cada historia demandará un contexto que permita al público comprender no solo los hechos, sino también sus implicaciones y el trasfondo que los rodea.
Además, el periodismo no solo trata de reportar; también es un medio para dar voz a aquellos que con frecuencia son silenciados.
Las comunidades marginadas, las víctimas de abusos y los defensores de derechos humanos a menudo dependen de los periodistas para que sus historias sean contadas. Esto requiere de una sensibilidad especial, así como la habilidad de escuchar y representar las experiencias de otros de manera justa y responsable.
Por otro lado, el uso de una escritura clara y concisa es fundamental en esta profesión.
La capacidad de comunicar ideas complejas de forma accesible es crucial para conectar con el público. Un periodista debe ser capaz de traducir el lenguaje técnico o especializado a un formato que cualquier persona pueda entender. Esto no solo implica destrezas lingüísticas, sino también un profundo entendimiento del tema tratado.
En este camino, la ética profesional juega un papel central.
Los periodistas deben hacer frente a dilemas morales y decisiones difíciles, asegurándose de que su trabajo no cause daño y sea siempre imparcial. La veracidad, la honestidad y el respeto por la dignidad de las personas son principios que deberían guiar cada reportaje.
El verdadero periodista es un arte complejo que requiere un conjunto diverso de habilidades y un profundo compromiso con la ética y la verdad.
Ser periodista significa ser un puente entre los acontecimientos y la sociedad, ofreciendo una narrativa que no solo informa, sino que también empodera y da voz. Este enfoque integral es lo que permite que la sociedad esté mejor informada y, en consecuencia, más capacitada para enfrentar los desafíos contemporáneos.
Los tapa amarilla
En los últimos años, hemos visto el surgimiento de un fenómeno preocupante: aquellos autodenominados «periodistas» que optan por la sensacionalización y la falta de ética, poniendo en entredicho la labor de los verdaderos profesionales del periodismo.
Estos “tapa amarilla”, como los llamo, son los que confunden a la audiencia con su uso erróneo del lenguaje —escribiendo “zozobra” con ‘s’, por ejemplo— o ignorando por completo los principios más básicos de la ética periodística.
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Se presentan como expertos, pero carecen del conocimiento fundamental que debería caracterizar a cualquier reportero que se precie. Sus escritos, muchas veces carentes de rigor y sustento, han contribuido a crear una cultura de desconfianza hacia los medios de comunicación.
La influencia de las redes sociales ha exacerbado esta problemática, permitiendo a cualquiera con acceso a internet proclamarse periodista y acumular seguidores.
Muchos de estos individuos utilizan su plataforma para propagar información distorsionada o totalmente falsa, lo que no solo daña la credibilidad de quienes realmente se dedican a la profesión, sino que también socava la confianza del público en el periodismo como entidad.
Peor aún, algunos de ellos buscan compararse con profesionales establecidos, exigiendo respeto y reconocimiento mientras obstaculizan el trabajo de quienes sí cumplen con los estándares de calidad y ética.
Esta situación es frustrante.
Los auténticos periodistas deben enfrentarse a la crítica y el escepticismo del público, que a menudo asocia la calidad de su trabajo con el escaso profesionalismo de estos impostores. La lucha por mantener la integridad y la credibilidad del periodismo se convierte, así, en un reto diario. No obstante, la vocación de informar de manera veraz y responsable nos impulsa a seguir adelante.
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A pesar de las adversidades y la sombra que proyectan estos personajes en el ámbito del periodismo, ser periodista sigue siendo, y siempre será, una de las mejores profesiones.
El compromiso con la verdad, la pasión por contar historias y la posibilidad de generar un impacto social positivo son motivaciones que nos mueven a seguir luchando por mantener la esencia del periodismo. La búsqueda incesante por la verdad, en un mundo repleto de ruido y desinformación, es lo que define a los verdaderos periodistas y es lo que nos hace imprescindibles en la sociedad actual.
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No te vayas sin leer: La Realidad del Periodista: Más allá de la superficie
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Prensa LOV/Carmen Cecilia Guerra CNP: 14.136