El peso de Francisco en el cónclave: el papa nombró a más de 100 de los cardenales participantes

Cuatro de cada cinco de los cardenales que eligirán al próximo pontífice deben sus puestos al papa Francisco.

De los 135 miembros del Colegio de Cardenales menores de 80 años que son elegibles para nombrar al próximo pontífice, el papa Francisco es responsable del nombramiento de 108. Eso significa que el 80% de los votos emitidos en el próximo cónclave serán emitidos por cardenales que fueron nombrados por Francisco.

El cónclave, que debe celebrarse en algún momento de las próximas tres semanas, será “uno de los más diversos que hemos tenido en la historia de la iglesia”, dijo a CNN Susan Timoney, profesora en la Universidad Católica de América en la ciudad de Washington.

Durante su papado de 12 años, Francisco nombró a más de 20 cardenales de países que nunca antes habían tenido un cardenal, casi todos de países en desarrollo, incluyendo Mongolia, Laos, Papúa Nueva Guinea y Mali.

Debido a que muchos de los cardenales nombrados por los papas anteriores cumplieron 80 años durante el papado de Francisco, este “cambio generacional en la edad de los cardenales” le permitió nombrar nuevos miembros de diferentes partes del mundo, dijo Timoney.

Timoney agregó que las conversaciones entre cardenales antes del cónclave son a menudo cruciales para determinar quién será el próximo papa.

“Ahí es donde los cardenales se reúnen. Y hablan de cosas como: ‘¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué es lo que realmente necesitamos hacer como iglesia?’”, dijo.

Dado el número de cardenales que deben sus posiciones a Francisco, algunos han especulado con que esto podría llevar al cónclave a nombrar a un sucesor que continúe con sus prioridades pastorales.

Además, durante su pontificado, Francisco reformó la composición del organismo, haciéndolo más representativo de la Iglesia mundial. Descartó la antigua regla no escrita que establecía que los obispos de ciertas diócesis (varias de ellas en Italia) serían nombrados automáticamente cardenales y, en su lugar, otorgó capelos rojos a los obispos de zonas del mundo que nunca los habían tenido, como Tonga, Haití y Papúa Nueva Guinea. Varios de ellos son ajenos al sistema romano, por lo que es más difícil predecir su voto.

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Se acerca una batalla entre cardenales para definir el liderazgo de la Iglesia católica tras la muerte del papa Francisco

La muerte del papa Francisco da el disparo de salida a lo que muchos ven como una batalla por el alma de la Iglesia, que enfrenta a los que quieren continuar sus reformas progresistas contra un pequeño, pero poderoso grupo que quiere revertirlas.

Francisco remodeló drásticamente el grupo de prelados que pronto votarán por su sucesor frente al fresco de Miguel Ángel de El juicio final, en la Capilla Sixtina.

Solo los cardenales menores de 80 años tienen derecho a voto, y él eligió a la mayoría de ellos.

Francisco, el primer pontífice del sur global, decidió eliminar el antiguo reglamento no escrito que convertía automáticamente en cardenales a los obispos de determinadas diócesis, la mayoría de ellas en Italia, Europa y Estados Unidos.

En su lugar, Francisco trató de internacionalizar el Colegio Cardenalicio, dando solieos rojos a una serie de países que nunca antes habían estado representados por un cardenal, como Tonga, Myanmar, Mongolia, la República Centroafricana y Haití.

Sus reformas hicieron que el organismo fuera más representativo de la comunidad católica mundial, mientras que los cardenales que seleccionó, en general, comparten su visión de la Iglesia. Todo ello hace más probable que los cardenales elijan a un papa que represente la continuidad con Francisco.

Pero los cónclaves pueden deparar sorpresas y, a pesar de las reformas realizadas por Francisco, existe una pequeña, aunque decidida, minoría descontenta con el papado más reciente, que buscará la manera de cambiar el rumbo.

Parte de la oposición está bien financiada y las maniobras previas al cónclave han durado varios años. Estos cardenales estaban preocupados por la apertura de Francisco a dar la comunión a parejas divorciadas y vueltas a casar, su bienvenida a los católicos LGBTQ+ y sus fuertes críticas a lo que describió como católicos “retrógrados” que querían llevar a la Iglesia a un camino diferente.

Sus críticas a la desigualdad económica y su atención a los derechos de los inmigrantes y a la crisis climática chocaron con los católicos que querían un papa que dictara la ley sobre las enseñanzas morales.

Durante su estancia en el hospital, el papa dio el visto bueno a un proceso de reforma de tres años, que incluye la concesión de un mayor papel a las mujeres en la Iglesia católica, incluida su ordenación diaconal, y una mayor inclusión de los laicos en el Gobierno y la toma de decisiones.

Las reformas han sido examinadas a través de una estructura denominada Sínodo de los Obispos, que ha sido el principal vehículo a través del cual el papa ha aplicado su agenda pastoral durante su papado. En los últimos años ha intentado implicar a católicos de todo el mundo en el proceso de renovación.

La gran pregunta es cómo continuará el próximo papa este proceso, que está previsto que se prolongue hasta 2028.

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Prensa LOV/Carmen Cecilia Guerra

CNN

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