Primero no encontraban su cuerpo, y cuando lo hallaron estaba en un centro de donación de órganos, sin consentimiento, registrado como “desconocido” a pesar de que falleció al lado de su familia y plenamente identificado.
Fernando Molina, un trabajador nicaragüense de 67 años, falleció el 18 de marzo en el University Medical Center de Nueva Orleans, Estados Unidos. A pesar de morir acompañado de sus hijos y con documentos que acreditaban su identidad, su cuerpo fue registrado por el hospital como “desconocido” y donado a un centro de trasplantes. Su familia lo encontró tres días después, mutilado y sin explicaciones claras.
“Lo dieron mutilado y desmembrado después de tres días de búsqueda”, dice su hija, Martha Patricia Molina, una conocida abogada nicaragüense que se exilió a Estados Unidos por sus posiciones críticas contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
Fernando Molina emigró a Estados Unidos desde Nicaragua a mediados de los años 90 del siglo pasado. Hasta el día de su muerte se ganaba la vida pintando casas en Nueva Orleans. Fue precisamente en la empresa en que trabajaba donde se desmayó ese 18 de marzo y ahí comenzó su rara historia.
“Me llamó mi hermano, que vive allá con él en Nueva Orleans y me dijo que mi papá estaba siendo trasladado al hospital y que iba morado. Me asusté mucho. Me fui a un altar que tengo e hice una oración pidiéndole a Dios que no se lo llevara todavía. Unos dos minutos después me llamó de nuevo mi hermano para decirme mi papá murió”, relata la abogada Molina.
“En un documento que me entregó el hospital dice que mi papá se desmayó a las 9:30 de la mañana. Y que del trabajo llamaron a las 10:30 al (teléfono de emergencias) 911. El 911 se presentó a las 10:40. O sea, que mi papá permaneció sin recibir atención médica una hora y 10 minutos”, añade.
Según Molina, la empresa dejó pasar una hora antes de llamar al 911 “porque en ese lugar hay varios indocumentados y tenían miedo de que llegaran a investigar. Mi papá murió porque no recibió a tiempo respiración y entonces, después de la insuficiencia respiratoria, a él le da el ataque cardíaco”.
El señor Molina muere en el University Medical Center de New Orleans acompañado de dos hijos. Ellos hacen una videollamada a su madre porque los médicos, presentes en ese momento, quieren saber si van a donar el cuerpo para trasplante órganos.
“Por las tradiciones de allá en Nicaragua, mi mamá dijo que no y yo le dije a mi hermano que había que respetar la decisión de mi mamá. Entonces el hospital dijo que teníamos tres días para retirar el cadáver. Pero, cuando la funeraria llegó al hospital a retirar el cadáver le dijeron que el cuerpo no estaba ahí. Tampoco estaba en la morgue y solo al tercer día supimos que habían donado su cuerpo como desconocido, como un vagabundo”, dice Molina.
A la abogada nicaragüense le extraña que el hospital lo haya registrado como “desconocido” con familiares ahí presentes, a quienes incluso les entregaron una bolsa con las pertenencias de su padre: pasaporte, cartera con el poco dinero que andaba, ropa, zapatos y cinto. “Ahí aparecía quién era él. Estaba plenamente identificado. ¿Entonces cómo el hospital iba a registrar el cuerpo como de un vagabundo?”, se pregunta.
Luego de reclamos y acreditaciones para demostrar sus parentescos, el hospital reconoció que había cometido un error y donó el cuerpo a un centro LOPA (Louisiana Organ Procurement Agency), una organización dedicada a la donación de órganos y tejidos, con quien el Universty Medical Center mantiene una relación de colaboración.
“Para mi mamá y para nosotros fue otro gran dolor porque es como que te maten por segunda vez. Fuimos a LOPA y comenzamos una gran batalla para que nos entregaran el cuerpo. No querían entregarlo. Escribimos muchos correos a varios lugares pidiendo una respuesta. Fuimos al hospital. El hospital aceptó que fue un error, pero dijeron que pusiéramos una queja. Pusimos la queja, pero nunca se nos dio respuesta. Nuestra meta era recuperar el cadáver”, dice.
LOPA alegó que no podían dar información sobre el cuerpo porque su reglamento interno lo prohíbe, dice Molina, y, en todo caso, “tampoco podían dar el cadáver porque les había sido donado por el hospital”.
“El cuerpo fue entregado cuando se demostró que el reglamento interno no podía estar por sobre la ley federal que nos respaldaba y que, si no nos daban el cuerpo, nosotros íbamos a proceder con una demanda. Entonces, la funeraria lo fue a retirar”, señala la abogada.
Según el informe que LOPA entregó a la familia, al cuerpo de Fernando Molina se le extrajeron huesos y tejidos. “Le exigimos a LOPA que nos entregara el documento, que tampoco lo querían entregar. Decía que era información privilegiada, pero, al fin y al cabo, como nosotros somos los familiares y mi mamá, la esposa, pues lo tuvieron que entregar”, señala la hija.
Infobae pidió a LOPA su versión sobre este caso a través de su página, sin embargo, hasta el momento de la publicación no hubo respuesta.
“Yo no me opongo a la donación de órganos. Yo creo que es algo muy importante porque cuando uno muere ya somos nada, pero yo creo que aún, así el cuerpo humano fallecido merece respeto y si la voluntad de mi mamá era no donar los órganos, se tenía que haber respetado”, explica Martha Patricia Molina.
Dice que, aunque los abogados les han recomendado que hagan una demanda, no la harán porque sería un desgaste físico y emocional grande. “Una demanda no me va a regresar a mi papá y creo que eso mantendría abierto el dolor”, apunta.
Martha Patricia Molina es una abogada nicaragüense que se ha destacado por investigar los ataques de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Maurillo contra las religiones en su país. Periódicamente, publica un informe que titula: “Nicaragua: una iglesia perseguida”.
Debido a sus posiciones críticas salió de Nicaragua y pidió asilo político en Estados Unidos. Dice que iniciar una demanda la desviaría de sus propósitos. “Sería dejar atrás lo que realmente a mí me interesa que es seguir denunciando a la dictadura y ahí es donde yo estoy gastando toda mi energía”.
“Hago denuncia pública”, concluye, “porque puede servir como experiencia para otras situaciones similares y tal vez en algún momento esta denuncia llega a un tomador de decisión y cambien los procedimientos en el hospital, que se cercioren bien antes de proceder a algo tan delicado como es la donación de un cuerpo, la donación de órganos”.
________________________________________
Síguenos en Instagram
Síguenos en TikTok
No te vayas sin leer: Profesor galardonado del Doral High School fue arrestado por presuntos abusos sexuales contra una estudiante
➡️ Únete a nuestra comunidad DE WHATSAPP de ↪️ laotraversion.com
Mantente informado en nuestros canales de ➡️ WhatsApp
Prensa LOV/Carmen Cecilia Guerra
Infobae