Cada día hablamos durante horas de inflación, política económica, empleo, desempleo o inmigración. Sin embargo, hay una crisis silenciosa, que no ocupa grandes titulares en los medios ni abre telediarios, y que es mucho más grave de lo que su peso informativo puede hacernos parecer.
Es la crisis global de docentes. Un déficit de 44 millones de profesores en todo el mundo que amenaza la consecución de un objetivo muy necesario para el futuro: una educación de calidad para todos que garantice el futuro de la humanidad.
¿Podemos imaginar un mundo sin profesores? Los maestros y maestras desempeñan un rol fundamental en la educación y en la construcción de una sociedad más equitativa.
Según la UNESCO, el mundo necesita 44 millones de docentes adicionales para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, que busca garantizar una educación de calidad para todos en 2030. Este desafío afecta tanto a los países desarrollados como a los más pobres, y si no se toman medidas urgentes, las repercusiones para futuras generaciones serán devastadoras.
En el Informe Mundial Sobre el Personal Docente, la UNESCO llama la atención sobre la magnitud de esta crisis y ofrece soluciones claras para que los gobiernos afronten el problema. ¿Cómo podemos revertir esta tendencia? La receta es sencilla. Casi de Perogrullo. A través de una combinación de políticas que mejoren las condiciones laborales, aumenten los salarios y fortalezcan la formación. Hoy, más que nunca, el futuro de la educación global depende de decisiones audaces y eficaces. Lo vemos.
¿Cómo podemos revertir esta tendencia? La receta es sencilla. A través de una combinación de políticas que mejoren las condiciones laborales, aumenten los salarios y fortalezcan la formación.
Panorama mundial
La escasez de docentes no es un problema aislado ni exclusivo de regiones en desarrollo. Aunque se experimenta con más fuerza en áreas de rápida expansión poblacional, como África Subsahariana, que enfrenta la mayor escasez y Asia Meridional, la falta de docentes afecta a países de todo nivel de ingresos. El informe de la UNESCO destaca que, para 2030, será necesario contratar 44 millones de maestros adicionales para cubrir las necesidades de educación primaria y secundaria en todo el mundo.
De estos 44 millones, aproximadamente un 70% se requieren en la enseñanza secundaria, con una demanda aún mayor en áreas rurales y marginadas, donde los sistemas educativos ya están sobrecargados. La falta de docentes impacta directamente en la calidad de la educación, y sus efectos se extienden a la desmotivación de los estudiantes, el aumento de la desigualdad y el debilitamiento de las economías nacionales.
La región más afectada es África Subsahariana, donde el crecimiento poblacional ha hecho que las aulas estén cada vez más abarrotadas. Para el año 2030, se estima que esta región necesitará unos 15 millones de docentes adicionales solo para cubrir la demanda en educación primaria y secundaria. Por otro lado, Asia Meridional, con una previsión de 7,8 millones de docentes necesarios, también enfrenta retos significativos.
Por su parte, en Europa y América del Norte, la falta de competitividad de los salarios y las malas condiciones laborales han provocado que los sistemas educativos no puedan retener a sus docentes. En esta región, se necesitarán alrededor de 4,8 millones de docentes para el año 2030, lo que pone en evidencia que el problema es global y que las soluciones deben ser adaptadas a los contextos locales.
En la región de América Latina y el Caribe necesitan 3,2 millones de docentes, la mayoría de ellos (2,8 millones) debido a la pérdida de personal. El objetivo actual de contratación representa el 60% de los objetivos de 2016, lo que indica la necesidad de intensificar los esfuerzos.
Docentes mal pagados, desmotivados y poco acompañados
La escasez de docentes tiene causas diversas y profundas. No se trata simplemente de una cuestión de números, sino de una serie de factores estructurales que están deteriorando la profesión docente.
Uno de los principales factores que explican la falta de docentes es la baja remuneración. En muchos países, los salarios de los docentes están muy por debajo de los de otras profesiones que requieren un nivel de cualificación similar. Por ejemplo, en 20 países del África Subsahariana, los docentes ganan en promedio menos de 7,500 dólares anuales, lo que hace casi imposible cubrir las necesidades básicas de una familia.
En países desarrollados como Hungría y Estados Unidos, los maestros también perciben salarios significativamente inferiores a otras profesiones comparables, lo que desincentiva a los jóvenes a ingresar a la docencia.
Pero no solo es el salario lo que aleja a los docentes de las aulas. Las aulas abarrotadas y la falta de recursos educativos adecuados crean un ambiente de trabajo muy difícil. La ratio alumno-docente ha disminuido globalmente desde el año 2000, pero en regiones como África Subsahariana, sigue siendo crítica, con 56 estudiantes por cada maestro en algunas áreas rurales. Esto aumenta la carga de trabajo de los docentes y reduce su capacidad para ofrecer una educación de calidad.
Otro problema clave es el abandono docente. Según el informe, las tasas de abandono en la educación primaria casi se duplicaron entre 2015 y 2022, pasando del 4,6% al 9%. Muchos maestros abandonan la profesión en los primeros cinco años, debido a la sobrecarga de trabajo, las condiciones laborales y la falta de apoyo profesional.
Las tasas de abandono son mayores en la educación secundaria y en regiones con condiciones económicas difíciles. El hecho de que los docentes estén dejando sus puestos a un ritmo tan acelerado agrava la escasez.
Esta escasez de profesores no es un fenómeno que se produzca de manera homogénea. En muchos países, las áreas rurales y marginadas sufren una escasez extrema, mientras que en las zonas urbanas puede existir incluso un excedente de maestros. En países como Zimbabue, casi la mitad de los docentes de Ciencias en áreas rurales no tienen la formación adecuada, lo que agrava las desigualdades ya existentes entre estudiantes rurales y urbanos.
El informe destaca también que las disciplinas de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) son las que más sufren la falta de docentes cualificados, ya que los graduados en estas áreas encuentran oportunidades laborales más lucrativas fuera del sector educativo.
Consecuencias de la escasez: el efecto dominó
El impacto de la escasez de docentes es profundo y de largo alcance. No solo afecta a los docentes, que se enfrentan a condiciones laborales difíciles y a una desmotivación creciente, sino también a los estudiantes (no olvidemos que la calidad de los maestros es uno de los factores más importantes en los resultados educativos de sus estudiantes) y, finalmente, a toda la sociedad.
Aumento de la carga laboral. Cuando hay escasez de maestros, los docentes que permanecen en la profesión se ven obligados a asumir más responsabilidades, lo que aumenta su carga laboral y afecta su bienestar emocional y físico. Esto a menudo resulta en agotamiento, estrés y una mayor tasa de abandono.
Desigualdades educativas. La escasez de docentes afecta más gravemente a las áreas rurales y a las poblaciones marginadas, perpetuando las desigualdades educativas. Los estudiantes de estas regiones suelen tener menos acceso a docentes cualificados, lo que se traduce en una educación de menor calidad y en una menor preparación para el futuro.
Calidad educativa. Dado que la calidad de los docentes es un factor crucial para los resultados educativos de los estudiantes, la desmotivación y el agotamiento impactan negativamente en el aprendizaje de los alumnos.
Impacto social y económico. La falta de una educación de calidad para los estudiantes repercute en la sociedad en su conjunto, ya que los individuos menos educados tienen menos oportunidades, lo que podría generar desigualdad, problemas económicos y otros retos sociales. Además de las consecuencias sociales, la escasez de docentes tiene un impacto económico directo. La rotación de docentes genera altos costos para los sistemas educativos, ya que implica un gasto continuo en formación y contratación de nuevo personal.
¿Cómo pueden las administraciones abordar esta escasez de docentes?
Aunque el panorama es preocupante, el informe también ofrece una serie de soluciones prácticas que los gobiernos pueden implementar para enfrentar la crisis docente.
Aumentar el atractivo de la profesión
Uno de los puntos más urgentes es mejorar el atractivo de la docencia. Los gobiernos deben ofrecer salarios competitivos y condiciones laborales que hagan que los maestros se sientan valorados y apoyados.
Esto implica no solo aumentar los salarios, sino también ofrecer incentivos adicionales, como oportunidades de desarrollo profesional y acceso a recursos pedagógicos modernos. Recientemente, en países como Francia y Brasil, se han realizado esfuerzos significativos para aumentar los salarios de los docentes. En Brasil, por ejemplo, los maestros de educación básica recibieron un aumento salarial del 33% en 2022. Este tipo de iniciativas no solo ayuda a retener a los docentes, sino que también atrae a nuevos profesionales al sector.
Fortalecer la formación y profesionalización de docentes
La formación de los docentes es otro aspecto clave para abordar la escasez. Los sistemas educativos deben ofrecer capacitación continua y apoyo a lo largo de la carrera docente. El informe subraya que es esencial que los maestros tengan acceso a programas de desarrollo profesional que los mantengan actualizados y motivados.
Fomentar la profesionalización de la docencia también implica otorgar a los maestros mayor autonomía y participación en la toma de decisiones. En este sentido, los docentes no deben ser vistos únicamente como transmisores de conocimiento, sino como agentes de cambio que pueden influir en la mejora de sus entornos educativos.
Políticas inclusivas para la retención de docentes
Para reducir las altas tasas de abandono, los gobiernos deben implementar políticas integrales que aborden las causas estructurales que llevan a los maestros a dejar la profesión. Esto incluye mejorar el entorno de trabajo en las escuelas, proporcionar apoyo emocional y psicológico a los docentes, y garantizar que los maestros tengan acceso a una red de colaboración y apoyo dentro de sus comunidades.
También, es importante implementar políticas que fomenten la igualdad de género en la profesión docente. En muchas regiones, las mujeres siguen estando subrepresentadas en materias STEM y en roles de liderazgo en la educación. Aumentar la participación femenina en estos campos no solo ayuda a abordar la escasez, sino que también enriquece el entorno educativo con diversas perspectivas.
Más que palabras
El Día Mundial del Docente sirve para reconocer, un a vez al año, el papel insustituible que juegan los maestros en la sociedad. Sin embargo, la realidad es que estamos enfrentando una crisis global que amenaza el futuro de millones de estudiantes y si los gobiernos no actúan de manera decisiva para abordar la escasez de docentes, corremos el riesgo de dejar atrás a generaciones enteras.
La buena noticia es que las soluciones están ahí y son alcanzables. A través de la inversión, la mejora de sus condiciones laborales y la implementación de políticas inclusivas y centradas en el bienestar de los maestros, es posible revertir la crisis. El futuro de la educación depende de los docentes, y hoy, más que nunca, debemos apoyarlos para que puedan desempeñar su papel fundamental en la construcción de un mundo más justo y equitativo.
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