La aparición postmortem de un hematoma en el tercio superior izquierdo de la cara de Francisco I ha generado numerosas especulaciones.
La última vez que se vio con vida al Papa fue el domingo en la bendición Urbi et Orbi. Muy desmejorado, pero sin hematomas en el rostro. Tras anunciarse ayer su fallecimiento, y con la exposición del cuerpo, el papa Francisco aparece con una parte del rostro morado.
Esto puede deberse a varios motivos. Según fuentes médicas consultadas por Diario AS, una de las más probables es una caída tras el ictus que sufrió. Además, un hematólogo de la Comunidad de Madrid nos ha confirmado en la misma línea que posiblemente estaría anticoagulado, por lo que el más mínimo roce, golpe o presión, aparece un hematoma asegurado y enorme. Como es el caso.
En el caso del Papa, puede deberse a varios motivos ya que 24 horas antes su rostro no tenía golpes ni muestras de los mismos:
- Traumatismos antemortem: Golpes, caídas o violencia física antes de la muerte pueden causar hematomas.
- Manipulación postmortem: Durante el manejo del cuerpo (traslado, autopsia, cambio de vestimenta) pueden aparecer equimosis (similares a hematomas, pero sin circulación sanguínea).
- Hipostasis sanguínea (livideces): Acumulación de sangre por gravedad después de la muerte, que puede confundirse con hematomas, pero no es lo mismo.
Hay que tener en cuenta que, si es una equimosis postmortem, esos moretones sin vitalidad, causados por congestión vascular pasiva. Una persona mayor, con movilidad reducida, tendría los capilares extremadamente finos, por lo que el más mínimo roce haría que aparecieran esas marcas tan llamativas.
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Prensa LOV/Carmen Cecilia Guerra
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