Con tan solo 20 años, los sirios, entre ellos Jaled Abdulatif Dabagh huyó de Karnaz, su ciudad natal situada en la provincia de Hama, hacia el norte, a Idlib, el que era el último bastión opositor durante el régimen de Bachar al Asad. Meses después de que cayera el presidente, hoy ha logrado volver a su hogar con su familia.
Fue en julio de 2012 cuando su vida cambió por completo al huir del servicio militar obligatorio, como muchos sirios. E incluso se casó tres días antes de desplazarse al campamento de Atmeh, en el noroeste de Siria y a tan sólo unos cientos de metros de la frontera con Turquía, donde durante estos más de diez años apenas cabían las familias.
Síguenos en Instagram
«Los campos sirios no eran más que un aislante y ropa gastada», recuerda a EFE Dabagh sobre lo que hasta hace nada ha sido su hogar junto a su familia.
De hecho, sus hijos Abdulatif, Kafa, Abdulrazaq y Zahra han nacido todos en el campamento, dice con pesar. «Mis hijos no sabían nada sobre Karnaz, excepto que era la tierra natal de la que les hablaron sus padres», apunta, al lamentar que incluso le han pedido regresar al campo «porque no conocen nada más».
La caída del régimen de Al Asad el pasado 8 de diciembre provocó movimientos masivos en gran parte de Siria, con al menos un millón de desplazados internos que han regresado a sus zonas de origen, si bien 7,4 millones que siguen desplazados en el país, de acuerdo a las últimas cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), mientras que casi 400.000 refugiados han regresado a Siria.
Casi 14 años de conflicto han devastado la economía y las infraestructuras de Siria, dejando al 90 % de la población dependiente de la ayuda humanitaria, dado que más de 16 millones de sirios en el interior del país siguen necesitando ayuda urgente, según la ONU.
Síguenos en TikTok
El desafío de volver
Dabagh trabajó en muchas profesiones para llevar un sustento a su tienda en unas condiciones «muy difíciles», las mismas en las que vivió también Alaa al Damen, de 41 años, que huyó al campo de Atmeh tras haber sido arrestado por la Inteligencia de la Fuerza Aérea durante tres meses.
La falta de oportunidades laborales y la responsabilidad de criar a los hijos en un entorno inestable eran las grandes preocupaciones de este padre de familia, según cuenta a EFE.
Tras dejar atrás esas terribles condiciones, en las que dependían de la ayuda de organizaciones internacionales y locales, ahora tienen un gran desafío: volver a su hogar destruido.
Jaled Hasan Murad, de 58 años, padre de seis hijos, también vivió en el campamento y hoy no puede describir su alegría por regresar, mientras ya «planea restaurar por completo su casa dañada cuando las condiciones lo permitan».
La población de Karnaz, en el distrito de Mahardah, de la provincia de Hama, fue una de las zonas que sufrió desplazamientos masivos a medida que la violencia se intensificaba en Siria desde 2012.
Ubicada a 45 kilómetros al noroeste de la ciudad de Hama y rodeada de varias aldeas pequeñas, intenta resurgir de las cenizas y del polvo de los escombros que perduran por la destrucción causada por el régimen y su aliada Rusia.
Pero también la alegría
Las casas en el pueblo están destruidas, la electricidad y el agua son casi inexistentes y no hay disponibilidad de servicios públicos. Sin embargo, los que regresan están decididos a devolver la vida a su ciudad.
«La situación en el pueblo en este momento no es la adecuada para ser habitable, pero estamos tratando de rehabilitar un poco el lugar», afirma Dabagh, quien no tiene una casa propia, pero mientras tanto se alojará en el hogar de su padre, donde está trabajando para amueblar una habitación.
«Dependeré de dos paneles solares para la electricidad», cuenta, sobre un recurso bastante utilizado en Siria ante la destrucción del sistema eléctrico, que provee apenas tres horas al día de media.
Al Damen ha instalado una tienda de campaña en el lugar donde se erigía su casa, ahora destruida: «Pero la alegría de volver compensa todo el cansancio», expresa.
Esa alegría compartida se respira y escucha en las calles de Karnaz, donde la gente se reúne en las principales avenidas y plazas, así como en balcones y ventanas para dar la bienvenida a sus vecinos y habitantes del pueblo que regresan, incluso con disparos al aire en señal de alegría, sin que falten algunas canciones.
«Empezamos desde cero cuando nos desplazaron y ahora empezaremos desde cero otra vez», zanja Murad.
______________________________________________
No te vayas sin leer: Siria ya tiene un nuevo Gobierno de transición para reconstruirse desde los cimientos
➡️ Únete a nuestra comunidad DE WHATSAPP de ↪️ laotraversion.com
Mantente informado en nuestros canales de ➡️ WhatsApp
Prensa LOV/Carmen Cecilia Guerra
EFE