Una generación de desplazados corre el riesgo de perder oportunidades, la posibilidad de contribuir a sus países de acogida y de reconstruir sus vidas

En los últimos meses, la escasez de fondos ha forzado a ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, a realizar recortes en la ayuda que brinda a las personas refugiadas y desplazadas por la fuerza en varias operaciones en todo el mundo.

Sin una aportación de al menos 700 millones de dólares (USD) antes de que termine el año, ACNUR teme que la próxima ronda de recortes en la asistencia sea catastrófica para las personas en necesidad.

Muchas operaciones ya han tenido que reducir programas esenciales para hacer frente a la reducción de recursos financieros.

“Se trata de una llamada de emergencia real e inmediata en la que están en juego las vidas y los medios de subsistencia de las personas”, declaró Dominique Hyde, Directora de la División de Relaciones Externas de ACNUR.

“Las necesidades están aumentando debido a la confluencia de la guerra y la violencia con factores económicos y geopolíticos. Aunque los donantes, una vez más, estén mostrando generosidad, las nuevas guerras – especialmente en Ucrania – y las crisis no resueltas hacen que los recursos no sean suficientes para cubrir las necesidades de millones de personas entre las más vulnerables del mundo”.

El peligro es que nuevos recortes conduzcan a las familias a tomar decisiones irreversibles, como asumir una deuda insostenible, sacar a niñas y niños de la escuela para enviarles a trabajar o, como lamentablemente ocurre, ofrecer a una hija para un matrimonio precoz con el fin de reducir el número de bocas que alimentar en casa. La desesperación también puede llevar a las familias a embarcarse en peligrosos viajes lejos de sus hogares.

ACNUR está particularmente preocupado por la falta de recursos en Oriente Medio a medida que se acerca el invierno. Los nuevos recortes en la ayuda en efectivo afectarán a 1,7 millones de personas en el Líbano, Jordania y Yemen, y como consecuencia miles de familias que no podrán cubrir los gastos de calefacción o ropa de abrigo.

Las personas desplazadas en otros países también sufrirán, ya que las necesidades financieras insatisfechas provocarán recortes en los servicios para supervivientes de violencia sexual y en la atención a madres y bebés en Etiopía, o en los alojamientos para personas desplazadas en la República Democrática del Congo. La situación también es grave en países como Bangladesh y Colombia.

“Las personas que se ven forzadas a huir ya pagan el precio de los conflictos que han asolado sus países de origen. El sufrimiento adicional de este año y del próximo puede reducirse con una rápida acción internacional”, añadió Hyde.

Aunque los donantes, especialmente las empresas privadas, las fundaciones y los particulares, han aportado niveles récord de financiación a la agencia este año, ACNUR ha subrayado que el efecto dominó de la crisis de Ucrania está afectando a su capacidad de prestar servicios de forma equitativa en todo el mundo.

Desde que se puso de manifiesto el déficit de financiación en 12 operaciones particularmente afectadas por la falta de fondos a principios de este año, ACNUR ha recibido 400 millones de dólares (USD) adicionales. Esto ha sido de vital importancia para mantener las operaciones. Sin embargo, incluso con esta inyección de fondos, las necesidades siguen creciendo y el déficit sigue siendo de 700 millones de dólares (USD).

“Hago un llamamiento a todos los donantes para que nos ayuden a salvar vidas encontrando estos recursos en los próximos días y semanas: millones de personas dependen de ello”, señaló Hyde.

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ACNUR

PRENSA LOV/CCGuerra

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