Desde el año de 1955, el día 10 de marzo fue aprobado por la Federación Médica Venezolana para conmemorar el Día del Médico en Venezuela, también natalicio del Dr. José María Vargas, ejemplo de los profesionales de la medicina en el país.
Un poco de Historia
El 10 de marzo, se celebra en Venezuela el Día del Médico, para recordar el nacimiento del Dr. José María Vargas, médico y cirujano, fundador de la Sociedad Médica de Caracas, que se destacó en su época por su dedicación, preparación profesional y aplicación de técnicas novedosas de medicina en el país.
El ejemplo, del Dr. José María Vargas, fue determinante para los venezolanos, en especial para los profesionales de la medicina y fue factor primordial para el desarrollo de los estudios médicos en nuestro país.
Debió transcurrir casi un siglo, para que otro ilustre médico, el Dr. Luis Razetti creara las bases fundamentales, para la constitución de la Academia Nacional de Medicina y del Colegio de Médicos de Venezuela, siendo este último el órgano precursor de la Federación Médica Venezolana en 1945.
La profesión del Médico es una de las más sacrificadas, por vocación y amor al prójimo. Todos estos profesionales hacen honor al juramento hipocrático que los marcó en el inicio de esta noble profesión. Al hablar del ejercicio de la medicina venezolana observamos a profesionales al servicio de la salud.
Ser médico… es bondad, honestidad, generosidad, comprensión, empatía por el dolor ajeno, lágrimas, solidaridad con los que sufren, los discapacitados y los enfermos.
Ser médico significa: después de Dios, eres médico. Significa admiración, esperanza, apoyo, calor, ayudar a restablecer la salud….. Es un instrumento de Dios, apoyando la vida que nos ha dado, prueba de ello, es el Dr. José Gregorio Hernández, El denominado ‘”médico de los pobres” es recordado por miles de fieles como una persona que dio su vida y profesión para ayudar y atender a los más vulnerables, en el mundo médico venezolano, no existe persona de la que se haya escrito más.
Desde su muerte, ocurrida el 29 de junio de 1919, a José Gregorio Hernández, se le ha descrito como un hombre excepcional, que decidió compartir la mayor parte de su vida terrenal con los más desposeídos hasta de la gracia de Dios.
La vida, las buenas acciones y los milagros de José Gregorio Hernández, han trascendido a lo largo de los años, generación tras generación. Historias y relatos del doctor dan muestra de que fue “el médico del pueblo”, pero también el de todos.
Héroes de la actualidad
Difícil, duro, frustrante, son algunas de las palabras con la que médicos en el estado Zulia, describen cómo ha sido su labor, en una Venezuela, que enfrenta una crisis humanitaria compleja.
El enfermo, busca en el médico, una mirada de tierna solidaridad, un oído atento para escuchar su dolor, una mano fuerte, que le extienda un brazo cálido, una palabra de ánimo que alimente su esperanza, una actitud fraternal que le haga sentirse humano… que le dé el apoyo para seguir luchando.
Ser médico es diferente. Es imposible entender lo que hacen los médicos. Ser capaz de pensar, actuar y hacer en el caos de la enfermedad; sobrevivir entre el llanto, el sudor, la sangre, el dolor, los olores, la intoxicación, la locura, los gritos y la desesperación en ese horrible escenario dantesco que puede ser cualquier sala de urgencias de un hospital.
Son grandes políticos.
Un médico sabrá siempre como negociar, por ejemplo, con un paciente obeso y rebelde que se niega someterse a una dieta especifica; o tendrá la capacidad necesaria para hacerle entender a un fumador empecinado por años que debe suprimirlo. Con su ingenio y su entereza te convencerá para que te encomiendes a sus advertencias y recomendaciones.
Vivir apasionadamente, evocando el enfrentamiento del castigo que Dios, infligió a Adán y Eva por su valentía: la enfermedad, el sufrimiento.
Un médico es insomne.
El eslogan de un médico es estar siempre ¡despierto, atento, alerta! Su responsabilidad principal es que sus diagnósticos o sus tratamientos sean lo más acertados posibles y que haya sido de madrugada no justificará jamás y en lo absoluto sus desaciertos o sus negligencias.
Para ser médico, hay que serlo de corazón. No se puede ser médico porque ser médico sea interesante. Sería intolerable ejercer esta profesión, si no llevaras la vocación de médico en la sangre.
Está dispuesto a montar su consulta en cualquier parte.
Sobre todo cuando en medio de una visita, se le aparece un primo o un vecino, para enseñarle la herida que piensa que se le ha infectado.
La medicina debe ser así. Es imposible pensar en una profesión tan rica, vibrante y apasionante sin querer vivirla al máximo, con todos sus retos, emociones, frustraciones, limitaciones y recompensas.
Por encima del dolor, estará siempre su honestidad.
El deber de un médico es comunicar siempre la verdad por muy desgarradora que esta sea. Te hablará sin titubear; te mirará serenamente a los ojos y será un comunicador íntegro. Un médico estará siempre dispuesto a confirmar lo que nadie se atreverá a confesarte.
En la profesión médica, nunca se llega al final del camino; siempre hay un problema sin resolver; la misma enfermedad siempre es diferente en otro paciente; la experiencia nunca es completamente fiable en otra situación; a veces, y sólo a veces, pueden hacer una predicción precisa. Este es el reto de la medicina y de ahí la fascinación de su práctica.
Un Médico No tiene días festivos.
Al igual que en el ejemplo anterior, si a un médico le toca trabajar un 25 de diciembre, tiene que abandonar su hogar lleno de regalos para sus hijos o familiares cercanos en medio de la festividad, para poder llegar a tiempo para relevar a su compañero que estuvo sin dormir la noche anterior.
Lo único, que puede decirse con absoluta certeza, en la práctica de la medicina, es que la mayor alegría imaginable, está siempre asociada a la satisfacción que puede derivarse de la práctica de la solidaridad humana.
Son grandes sacerdotes.
Sus pacientes llegan a confesarles a los médicos secretos que no se hubieran atrevido a decirle ni a su confesor religioso. Desde pequeñas pillerías hasta grandes infidelidades. Y es que no queda otra, porque al final el médico, siempre sabrá llegar a esa verdad inconfesada.
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Desde Prensa LOV; Extendemos gratitud, respeto y admiración para todos.
Carmen Cecilia Guerra/CNP:14.136
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