EXPLOSIÓN DE COLORES Y VIDA

El entusiasmo de propios y visitantes por apreciar y disfrutar de cerca el espectáculo de la reciente floración de los curarires en el Jardín Botánico de Maracaibo la pasada semana,  nos hace pensar en la conciencia  de la importancia de lo nuestro, de los paisajes, de la naturaleza, de los árboles, especialmente nuestro clima, tan cálido como el zuliano. Bien decía Simón Rodríguez, que a partir de lo nuestro, es como podemos construir nuestras propias realidades, que el ser originales es apreciar y trabajar con lo que tenemos. 

Sembrar amor y admiración, especialmente en jóvenes y niños por las cosas diarias y sencillas,  cosas extraordinarias, que están frente a nosotros diariamente y terminamos por no apreciar de la compañía permanente que nos dan.

El plan para potenciar en el Zulia espacios con rutas ecoturísticas tuvo un resultado extraordinario durante nuestro paso por la gobernación. Sirvió y sirve como una forma para desarrollar amor por la naturaleza y acercarnos a lo sencillo y esencial que nos rodea de manera armónica.

Lenin Cardozo, Mariela Quintero, los verdaderos y sensibles promotores de la Misión Árbol. Ellos, junto a muchos ciudadanos conscientes del estado, permitieron arrancar esta idea que con el apoyo de Rafael Colmenarez, con los autobuses del Metro de Maracaibo, además de embarcaciones que zarpaban desde el Malecón, se hizo una deliciosa rutina para centenares de familias del Zulia.

Ver los promotores de los ecoparques desde las seis de las mañanas en el parque La Marina y la gente con sus niños y sus viandas para el día era muy grato a nuestro espíritu. Acuerdos con los alcaldes y con familias que hacen vida cerca de los espacios seleccionados fue un acierto, pues los ecoparques solo tendrían permanencia si la gente se lo apropia, lo cuida y lo defiende.

Así nacieron  las rutas ecoturísticas a lo largo y ancho de todo el estado; 25 en total, que incluían visitas a grandes parques como el Jardín Botánico pero también a  manglares como Tierra de Sueños en Capitán Chico, un bosque donde el vecino, el pescador, los más jóvenes y ancianos con nuestra ayuda abrieron caminos, sanearon la costa.

Ojo de Agua El Cardón,  Burro Negro. Los Ostrales de Pararú en la Guajira, Los Acantilados de Cacique Nigale y el Parque Guacuco en Mara, por nombrar algunos.

Sería bueno que nuestra gente pudiera disfrutar nuevamente de estos recorridos, gratificantes, de fotografiar aves, de caminar entre la magia de los árboles o la inmensidad de una alfombra de conchas de caracoles.   

Cada ecoparque tiene su encanto y es una experiencia maravillosa para niños y adultos que van descubriendo bellezas y signos sencillos que hermanan con esta geografía tan rica y tan viva, que junto al florecer de los curarires, nos recuerda que el Zulia es una tierra de prodigios, bendita por Dios.  

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FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS

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