«Yo llegué a ser número uno por mis méritos, no por un carnet». Renny Ottolina.
Según la Biblia una persona que lleve por nombre Máximo es el de un hijo que tiene el significado de ser «el más grande, un nombre que rememora toda la grandeza del Imperio Romano» dotado «de un aire de nobleza como ningún otro».
Quizá con esta designación que le dieron sus padres no se equivocaron en lo que sería su vida, obra, trabajo, y enseñanza durante su permanencia terrenal al dejar huella de ejemplo en Venezuela, Falcón, Trujillo, Táchira y el Zulia donde lo conocieron como Máximo Guadalupe Flores Velásquez.
Su partida a la Casa del Padre le llegó a la edad de 96 años de vida hace una semana. Quienes tuvimos el honor y privilegio de conocerlo, tratarlo, ser su amigo y aprender de él, nunca olvidaremos su don innato de persona noble, humilde, honesta, sencilla y otros calificativos dignificantes que supo llevar en lo más alto de su vida personal, familiar, profesional y gremial que le permiten su ingreso por la puerta grande de la historia al haber sido un excelente maestro que enseñó, educó y formó a decenas de hombres y mujeres en el mágico mundo de la radiodifusión venezolana.
Su hoja de vida dice que desde muy joven comenzó a incursionar en los medios radioeléctricos en su natal Falcón, cuando su voz salió, por primera vez al aire, en la desaparecida Radio Paraguaná, hoy Radio Punto Fijo.
Llegó al Zulia en 1.961, buscando otros horizontes, teniendo siempre a su lado a Luisa Mercedes Jordán de Flores, (+), su amada esposa, su gran gran amor, soporte en momentos difíciles, pero también con quién compartió triunfos, logros y victorias en la radiodifusión.
Vivió en nuestro estado la mayoría de sus nueve décadas. Aquí se sembró, echó raíces, creció y formó una bella familia formada por Mireya, Julio, Yadira, Hirvin, Simón (+), Yamira, Anaís y Ana Luisa, levantados a fuerza de sacrificio, disciplina y responsabilidad, logrando ser con el pasar del tiempo un empresario radial destacado de proyección nacional. Exitoso profesional, logró cultivar amistades en cualquier esfera social. Su trato con sus semejantes era caracterizada por extender su mano amiga, sencillo, humilde, nunca arrogante, que le granjeó el respeto de la gente.
Ese fue Máximo Flores, el último pionero de la radiodifusión zuliana desde el mismo momento que llegó a esta tierra bendita. Sin haber nacido en la tierra del Sol Amada no importó que vino al mundo 96 años atrás en su natal Vela de Coro, porque asumió como suya a Maracaibo y al Zulia, su nueva casa que lo cobijó y lo despidió como a otro de sus grandes hijos. No necesitó poseer un certificado de zulianidad para ser otro de nosotros como también lo fue ese gran falconiano, Tino Rodríguez.
Su historia laboral antes de entrar al mundo de la radiodifusión lo inició prematuramente cuando solo tenía seis años, dedicado a ayudar a su padre a llevar y traer mercancía a las islas cercanas a la Península de Paraguana, pero en esta actividad duró poco y dedicó su tiempo a su formación escolar y a ganarse el sustento en un establecimiento de su abuelo en el mercado municipal de La Vela de Coro.
Ya más crecido en edad se fijó como meta conseguir un trabajo en la empresa petrolera Shell. Ese era un paso impostergable. Su insistencia arrojó frutos cuando a uno de los «musiú» —así le decían a los contratistas extranjeros— el joven Máximo le cayó en gracia y por fin atendió su petición.
Cuando el «musiú» le preguntó en que sabía desenvolverse, el futuro dirigente de la radio le dijo que podía hacer cualquier cosa en las instalaciones del campo petrolero que administraba la Shell.
Lo cierto es que Máximo Flores diría años después en una entrevista que «comencé en la petrolera como mesonero en el comedor de los empleados y con esfuerzo y constancia pasé por todos los departamentos. Trabajando allí me entró el gusanito por la radio y comencé a ahorrar cada locha para montar una emisora. La única que existía para ese momento en Punto Fijo era Radio Paraguaná». Su permanencia de doce años viviendo en el campo petrolero, donde le asignaron una vivienda, le permitió aprender el inglés y a jugar béisbol que era una condición de su empleador, donde ya comentaba los juegos de pelota del equipo de sus compañeros de trabajo de la Shell.
Dice el relato que «con el tiempo la intuición le indicó que Maracaibo era la plaza ideal para su sueño y la creación de Radio Maracaibo, le abrió las puertas a su talento. Primero, narrando juegos de béisbol de Gavilanes, Centauros y Pastora y luego como director».
«Tras varios años decidí independizarme y montar una pequeña emisora en Las Tunas con el nombre de Maracaibo Stereo. Todo el mundo me decía que estaba loco».
«Que eso no iba a servir. Dinero que ganaba, dinero que invertía en tecnología. Era 1991 y la señal FM había llegado a Venezuela con diez años de atraso».
«Mientras unos la veían como un negocio sin norte, Máximo Flores supo apreciar su valor hasta concretar años más tarde una provechosa fusión con el Circuito X, cadena de emisoras con sede en Caracas».
«Mi mayor logro profesional es, sin lugar a dudas, la emisora. Aunque no hice cursos de locución, la práctica me dejó mucho por enseñar y, desde Maracaibo Stereo, he ayudado a muchos periodistas a darse a conocer desde esta plataforma. Es, además, el patrimonio de mi familia. Mis socios son mis hijos. Todos han pasado de alguna u otra forma por aquí», dijo en esa oportunidad al entrevistador
En resumen, la vida y obra de Máximo Guadalupe Flores Velásquez será recordada por las nuevas generaciones de la radiodifusión venezolana, —-hoy lamentablemente un sector muy golpeado por las razones que conocemos— porque su constancia, dedicación, disciplina y permanencia en la construcción de las telecomunicaciones, bien valió la pena el aporte que deja como legado desde su condición de locutor y director de Radio Maracaibo, Radio Libertad de Cabinas, Radio Sucesos del Táchira, Radio Andina de Trujillo, Circuito Radio Visión Táchira, Radio Visión Occidente, Radio Maracaibo, Radio Mundo Maracaibo, Radio Popular, Radio Reloj, Radio Catatumbo, Radio Paraguaná, Radio Coro y Ondas del Caribe y, ser además, presidente fundador de Maracaibo Stereo, Cabimas Stereo y Ojeda Stereo.
Asimismo, haber ocupado, entre 1995 a 1999, la presidencia del capítulo Zuliano de la Cámara de la Radiodifusión Venezolana y, en el año 1962 dirigir el legendario Sindicato de la Radio y Televisión del estado Zulia, entre otras responsabilidades que desempeño, donde él y otros grandes, entre ellos, José Higuera Miranda, Darío Leiva, Alí Rachid, Moisés Portillo, Felipe Serrano y Luis Guillermo Govea, cual orfebres del medio de comunicación radial, dejaron a la posteridad la mejor radio de Venezuela.
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José Aranguibel Carrasco
CNP-5003
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