Un estudio concluye que hemos excedido seis de los ocho límites que hacen de nuestro planeta un lugar «seguro» para vivir «La Tierra está muy grave, pero todavía no terminal».
«La Tierra está muy grave, pero todavía no terminal».
La expresión define una situación crítica que más de 40 investigadores de varios países han descrito y hecho pública hoy en un artículo en la revista Nature. Siguiendo el símil médico, se podría decir que la Tierra está en la UCI y tiene en estado muy crítico algunos de los sistemas naturales que permiten la vida al planeta.
El estudio cuantifica científicamente los «límites de los sistemas terrestres» que hacen de la Tierra un lugar «seguro» para la vida, y los límites, además, que permiten que la vida en la Tierra sea «justa» para la población humana, es decir, un lugar donde los humanos puedan vivir sin sufrir «daños» y con acceso a los recursos necesarios».
Una vez hecho el cálculo, resulta que ya hemos superado el límite «seguro» en seis de los ocho indicadores analizados por los científicos, y hemos excedido el límite «justo» para el ser humano en siete de los ocho.
Incluso en el caso del clima, donde todavía no hemos llegado al límite científicamente establecido de 1,5 ºC de calentamiento global, el nuevo estudio asegura que sí que hemos excedido el límite «justo» para los humanos.
Calentamiento
Según el nuevo estudio, el límite «seguro» del sistema climático terrestre es este 1,5 ºC de calentamiento –respecto a la temperatura media global de la era preindustrial– y todavía no hemos llegado (a pesar de que llegaremos seguro antes de 2040), pero el límite para considerar el sistema «justo» es 1ºC, y este ya se ha superado (hemos subido 1,2 ºC).
Esto quiere decir que el sistema climático ya está generando «daños» y pérdida de recursos indispensables para la vida humana.
Pero, además de trastocar el clima, los seres humanos hemos alterado de manera insostenible los ecosistemas, los acuíferos y los nutrientes, unos ciclos naturales «que proveen resiliencia y estabilidad en todo el sistema terrestre», como remarca uno de los jefes de la Comisión y autor del estudio, Johan Rockström, director del Potsdam Institute for Climate Impact Research. «Estamos en medio de una crisis climática y al mismo tiempo estamos perdiendo resiliencia y fortaleza para resistir esta crisis», alertaba.
«La ciencia está demostrando claramente que corremos el riesgo de desestabilizar todo el planeta y los sistemas en los que se basa la vida», sentenciaba Rockström en rueda de prensa, donde destacaba que «en siete de los ocho indicadores estudiados hemos excedido los límites» fijados por los científicos.
El exceso de nutrientes, el peor indicador
La situación más preocupante es la de los nutrientes. Las actividades humanas, especialmente el uso de fertilizantes, hacen que el exceso de nitrógeno al agua y en la tierra, a escala global, sea el doble del que se considera como límite máximo para un sistema seguro y justo. El exceso de fósforo todavía es peor: si el límite justo y seguro es un exceso de 4,5 TgP (teragramos) por año respecto a los niveles naturales, ahora estamos a 10.
En los ríos, por ejemplo, este exceso de nitrógeno y fósforo provoca la aparición de algas nocivas para los ecosistemas e incluso la pérdida de oxígeno en el agua, cosa que amenaza a los animales que viven en ellos.
En cuanto a los ciclos del agua, los científicos consideran que la alteración de los caudales no puede superar el 20% en las aguas superficiales. Este sería el límite seguro y justo, pero ya lo hemos excedido: hemos alterado el 34% a escala global. En cuanto a los acuíferos subterráneos, para que el sistema se considere seguro y justo, la extracción de agua anual no puede superar la recarga natural: esto ya se ha superado en el 47% del planeta.
Nuevo estudio
El nuevo estudio fija también qué cantidad de naturaleza intacta necesitamos para que la biosfera, es decir, los ecosistemas, estén dentro de sus límites seguros y justos. A escala mundial, hace falta que al menos entre el 50% y el 60% de los ecosistemas naturales del planeta estén intactos, y está claro que ya hemos superado este límite. Localmente, esto significa que de cada kilómetro cuadrado usado por el ser humano, haría falta que al menos el 20-25% fueran hábitats naturales o seminaturales, y esto ya no es así en dos tercios de la superficie dominada por el ser humano.
La polución con partículas contaminantes como los aerosoles es el único indicador que todavía se mantiene dentro de unos límites seguros y justos para la vida en la Tierra, según el estudio. Esto no quiere decir, no obstante, que localmente no se estén excediendo los límites considerados nocivos para la salud humana: el estudio solo calcula los límites que permiten la estabilidad del sistema natural global.
La Tierra está enferma
«Si fuéramos un médico, estaríamos diciendo que la Tierra está enferma y esta enfermedad ya está afectando a la gente que vive en ella», decía otra autora del estudio, Joyeeta Gupta, profesora de la Universidad de Ámsterdam.
Los científicos, sin embargo, intentaron no ser del todo catastrofistas. «La ventana de transformación para devolver todos los indicadores a la zona segura todavía existe, pero requiere acciones rápidas: no será solo la descarbonización del sistema energético global (indispensable para devolver el sistema climático a los límites seguros), sino que también requiere acciones en el resto de sistemas naturales», advertía Rockström.
Y en un intento de ver el vaso medio lleno, añadía como punto positivo que la acción en todos los otros ámbitos que no son la crisis climática es mucho más sencilla de llevar a cabo que la descarbonización «y puede aportar resiliencia» ante la crisis climática.
El acuerdo global por la biodiversidad, que prevé proteger el 30% del planeta el 2030, se señaló también durante la rueda de prensa como una de las acciones que puede ser clave para devolver los sistemas naturales a la zona segura.
Se deben tomar acciones para revertir la situación
Pero más allá de tratados globales, Gupta fue clara: «Nuestro llamamiento se dirige principalmente a las autoridades locales y al sector privado, ciudades y empresas, porque son los actores que más rápidamente pueden implantar acciones para revertir la situación».
La vida en la Tierra es un milagro. Las condiciones físicas que permitieron a nuestro planeta engendrar vida son el resultado de un complicado sistema natural interconectado que tardó miles de millones de años en funcionar a la perfección.
Y más aún la vida humana: las condiciones que permitieron la aparición de nuestra especie todavía son más únicas y extraordinarias. Ahora, sin embargos, estos sistemas naturales que permitieron aquel milagro están empezando a romperse. Y los responsables somos, de nuevo, los humanos.
____________________________
Agencia
Prensa LOV/CCGuerra