Señor presidente Petro, deje la berraquera, los venezolanos de buen corazón, los cuales muchos son hijos de padres colombianos que vinieron desplazados a nuestro país, motivado al conflicto armado en el que ha estado Colombia por muchos años, le queremos decir a usted señor presidente:
los hombres valientes no se arrastran, siempre recuerdan de dónde vienen, consideramos que usted es un hombre formado para la libertad y la lucha antiimperialista. Aquí vale acotar que el modelo cubano sirvió de guía para la lucha de los pueblos del mundo y desde los 60 fue una referencia mundial.
Que berraquera que en este momento histórico cuando en el mundo se busca recordar los orígenes y recoger las experiencias de nuestros antepasados, a usted se le olvida que fue partícipe de estas luchas. Al respecto aparece en internet (no lo digo yo): “a los 17 años, Petro se convirtió en miembro del grupo guerrillero Movimiento 19 de abril (M-19) que luego evolucionó en la Alianza Democrática M-19, un partido político. Petro también sirvió como concejal en Zipaquirá, pero fue arrestado y torturado por el ejército por su afiliación al M-19”.
Como al parecer también se le olvidó quién fue y será el hombre más grande de los tiempos que solo libertó no conquistó no invadió. Le recuerdo -por si los años le borraron la memoria- su nombre, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, el que siempre soñó con ver libre la Gran Colombia, el mismo que fue traicionado por Santander. No repita usted la traición de unos pocos, parte de los que hicieron que su pueblo lleve en el hombro esa cruz del calificativo de “traidores”, como el vil asesino de Jorge Eliécer Gaitán, según está escrito: “¿Cuáles fueron las causas y consecuencias de la muerte de Gaitán?
Fue una muerte que se multiplicó en trescientas mil muertes y causó el desplazamiento forzoso de más de dos millones de personas, una quinta parte de la población, que por ese entonces se calculaba en once millones de habitantes; además produjo la destrucción de buena parte de la Capital”. No lo digo yo.
Señor Petro usted fue mi camarada, no se cuántos gritos o cuantos escritos hicimos los hombres y mujeres de bien para que no le robaran la esperanza a su país, a quien llamó y quienes fueron a acompañarle en momentos importantes de su posible derrota, pues fíjese, somos los hijos de Bolívar, los que no negocian los que no se rinden los de a pie.
Camarada es una palabra que empeña el compromiso. ¡Que hermosa palabra es la llovizna fresca, es el canto del Turpial! A usted y a nosotros solo nos separa una línea imaginaria. Yo bailo el mismo joropo, canto las mismas canciones, amo a sus hombres y a sus mujeres señor Petro.
Le suena la palabra Guerrilla y Paracos, hay grandes diferencias pues las filosofías no son iguales para el que tiene y el que no tiene. Su gente, su pueblo es maravilloso, son gente alegre y trabajadora, son un nivel que esperan grandes líderes como Jorge Eliécer Gaitán, el traicionado y asesinado.
Que berraquera la suya, deje de meterse en los asuntos de nuestro país. Si lo va a hacer que sea para bien; nosotros seguiremos dando estudios a los suyos que vienen todos los fines de semana a las universidades, seguiremos teniendo intercambios comerciales con el pueblo y, mejor aún, seguiremos amando a sus mujeres y a sus hombres.
Le recordaré el canto del padre cantor Alí Primera, que seguro lo tarareo bastante. Soy una más del pueblo venezolano que responde:
La Guerra Del Petróleo
A mí me daría dolor
Que nos matemos, mi hermano
Ven amigo colombiano
Vamos juntos a luchar
Nuestros lazos de amistad
Por siempre perdurarán
Somos hijos de la patria
Que nos dejó el Libertador
Y a defender con amor
Su herencia nos llama.
Nuestra sangre derramada
Es petróleo para el yanqui
Soldado vuelca el fusil
Contra el oligarca,
Soldado vuelca el fusil
Contra el oligarca.
Quieren engañar al pueblo
De tu tierra y mi país
Quieren esconder el hambre con la guerra
Ese pedazo de tierra no alcanzará
Para enterrar nuestros muertos
Ven, amigo colombiano
Vamos juntos a cantar
Por segunda independencia
Vamos juntos a luchar
El Orinoco y el magdalena se abrazarán
Entre canciones de selva
Y tus niños y mis niños
Le cantarán a la paz
El Orinoco y el magdalena se abrazarán
Entre canciones de selva
Y tus niños y mis niños
Le sonreirán a la paz.
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Magali Briceño